El fenómeno Marchesa ha marcado un antes y un después en el lujo a la hora de vestir. Y es que si hasta hace no mucho el peso de las Alfombras Rojas y eventos de etiqueta lo soportaban en solitario las firmas legendarias, el desembarco de este dueto de chicas jóvenes inspiradas por la exquisitez de épocas pasadas en el panorama de la moda, ha supuesto el relevo sobrevenido de muchos de los grandes.
Muchos las critican por sus ínfulas de Alta Costura precoz y de abusar de sus contactos con las celebrities para imponer una visión de la moda que han tomado prestada de otro mundo, pero la verdad es que su vertiginoso ascenso es totalmente legítimo y bien merecen haberse convertido en poco tiempo en las más deseadas.
No hace falta más que observar su maravillosos vestidos Crucero 2010: imposible decir que no a semejantes creaciones.
Aunque una vez más el leitmotiv de esta colección puente, que bien podría ser la línea ordinaria, es la Grecia clásica y sus helénicos cortes: Iekeliene Stange parece una Diosa tallada en mármol.
El glamour atemporal de vestidos de noche como estos, es otra de sus constantes vitales. Preciosos.
E impregna el largo de la noche así como el perfecto uniforme de cóctel.
Los brocados en dorado y negro son otro de los elementos recurrentes.
Lo mismo que las plumas.
Una colección con el sello de una marca joven con regusto a antiguo que basa sus pilares en los vestidos de fiesta y un lujo bien entendido que cautiva a mujeres de todas edades y estilos.
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